Cuando la tos se prolongue más de 6 días aún estando en manejo con un medicamento.
Cuando las flemas sean de color amarillo intenso, verde, marrón rojizo o si presentan restos de sangre.
Si la tos produce dolor en el pecho o dificultad para respirar.
Cuando haya tos recurrente nocturna durante más de 2 semanas o que esté acompañada de ruidos a su paso por la garganta.